a ella...
A veces asumo estas manos quietas
sin mapas ya,
y se me hace fácil nombrar las cosas simples.
El país al alcance del pie, la triste sinfonía
del gallo, el café necesario.
A veces sucede que el mundo se resume
en tres o cuatro niños de ésos
que siempre saludan al mar
con la breve nostalgia con que se mira
un buzón añoso.
A veces;
siempre a veces pasa que mientras intento
este poema hay mundos enormes,
hay perros y viejos sin más esperanza
que la muerte,
pájaros de vuelo extinto,
panaderos, tiernas prostitutas,
hay cárceles, bancos como éste
por ejemplo,
en donde escribo cosas
que no te nombren,
otoños y ciudades que no guarden tu tacto
para que no se desvele crudo
el hueso de tu ausencia.
2 comentarios:
bueno chico, no sé cómo he llegado aquí pero me encanta tu escritura.... no sé si parar aquí y que te me acabes hoy... o leerte de a sorbitos.
nice :)
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