jueves, 26 de marzo de 2009

Mono Frequency Lamp



Hace un tiempo vi esta luz. A simple vista parece un objeto común, una lamparita de diseñador. Pero no. Es una pieza de Olafur Eliasson, (Copenhague, 1967). Ha sido la única pieza que he visto de él y no se necesita más para saber que se está ante un genio. La pieza está constituída por tres paredes falsas que forman una especie de cuartito. Y en el medio la luz. Parece simple, pero tampoco. Es una obra democrática, puesto que una vez se cruza la frontera del afuera y se entra al cuarto de luz, todo se ve en blanco y negro. Es democrática porque uno no se ve, a penas nos podemos ver una manga de camisa, los zapatos, un pedazo de pantalón. Pero para que la pieza cobre más sentido hay que entrar con otra persona o ver a un extraño dentro del mismo cuarto y sentir que se está en un filme o en una foto; y que el otro siente lo mismo cuando nos ve. Nunca imaginé el mundo en blanco y negro, mucho menos que una luz fuera capaz de lograrlo. Todo se completa cuando se sale del cuarto y volvemos al technicolor. Aquel día, fuera del cuarto una niña que también había entrado, tironeaba a su madre del pantalón diciéndole con una mueca extraña, y restregándose los ojos, que seguía viendo blanco y negro. La madre no le creyó. Por solidaridad me restregué también con ambas manos y le guiñé un ojo.