domingo, 21 de diciembre de 2008

manos de cocinera

Hace frío/ y a mi derecha
una mujer tiene manos de cocinera/
lo sé por el brillo opaco
propio de las mujeres con manos
de cocinera/
por ese gesto antiguo de enlazar
los dedos/
por las venas y las
manchas que le crecen y pintan
la tarde de frío/
Afuera es un cristal
al que la lluvia frágil golpea gris/
Acá/ la mujer
dibuja la historia del cansancio/
y le nace muerto un pájaro
de entre las manos/
Afuera es un cristal/
la lluvia es otro idioma/

martes, 2 de diciembre de 2008

anotación #10

no es sólo la ausencia
o la certeza de tu taza vacía
es la casa;
las ventanas que ahora sobran.

martes, 25 de noviembre de 2008

Nota

Conservar la capacidad de sorprenderse es algo complicado. Hace poco vi una nota sobre mi primer libro, el cual he publicado hace poco. Es sencillo, en cambio, soprenderse cuando existen las sorpresas. Esta es una. Sobre todo porque viene de alguien a quien aprecio y admiro.




Este libro es importante. Se impone por su falta de pretensión. Es el primer libro en Puerto Rico que nace impregnado de la dinámica particular de los llamados blog’s o bitácoras. El género del cual se sirve el autor para deleitar al lector es la llamada mini-ficción o mini-cuento. Aquí el manejo del lenguaje se da sin rebuscamiento. Las observaciones son dinámicas. Sin que lo esperemos la mirada se puede detener en una taza de té o en el sol que busca una anciana. En estas páginas se mezclan el encuentro con la nostalgia, el regreso con los objetos y la casa, a veces se busca luz, otras veces nos sabemos ubicados en la penumbra, los minutos prolongados de la espera en una estación del tren provocan curiosidad en el lector. En estos mini-cuentos también se da cita el desencuentro y la esperanza; materia prima de primer orden para quien regala estos universos en dosis, con voz sutil, voz suave, en ocasiones con aroma de poema; el lector sigue los hilos de la trama sin tropiezo, aquí no hay espacio para lo disonante, tampoco para lo abrupto; las imágenes no son estridentes. Y sin ser moralista o caer en una sensibilidad propia de un café azucarado en exceso, la piezas que integran La vida a ratos están impregnadas de una capacidad mayor para dar con detalles, pinceladas ausentes de cinismo, esa inocencia que defienden a ultranza ciertos escritores como código esencial para comunicar. Sin duda alguna, este libro no necesita del referente de haber sido la colección de cuentos galardonada con el Primer Premio del Certamen Intrauniversitario de Literatura, de la Universidad de Puerto Rico, que tenía como jurado a Juan Gelpí, a Mayra Santos y a Jorge Volpi.

La mini-ficción ha sido popular en Hispanoamérica, basta con recordar a Monterroso, a Britto, a las antologías compiladas por Borges y Bioy Casares, o a esa escritora que es Ana María Shua. En Puerto Rico, sin embargo, han sido contados los escritores que han desarrollado el género de manera exclusiva (Pedro Juan Soto con sus miniaturas, C.J. García con sus breves). Por lo anterior, La vida a ratos ejemplifica además una suerte de poética circular del género. Las claves están disponibles; no son crípticas para entenderlo, y pueden tener varias interpretaciones. El nombre: Christian Ibarra. La vida a ratos: su primer libro (también el primero de Ediciones Aventis). Culmino con un comentario de la propia Santos-Febres para la contraportada de este libro: Aprendí de sus hermosos textos, que socavan hondo con una sola oración.

Carlos Esteban Cana

sábado, 15 de noviembre de 2008

Wall Street

La matemática le da otro nombre a la suerte.
Luis Chaves



Del sabor del tiempo
que juntos no gastamos,
queda esto,
de sentirse todo un agente financiero.

domingo, 19 de octubre de 2008

El boleto




Era, como le llaman a los de su clase, humilde. De niño le hablaban del teatro y hace tiempo que quería asistir a uno. Con regularidad llamaba a la boletería e inútilmente escuchaba lo de siempre: -a los sesenta entra a mitad de precio, a los
setenta y cinco, gratis-. Tenía setenta y cuatro. Esperó largamente aquel año, hasta que ocurrió. Vestido con su mejor y único traje, perfumado de pies a cabeza fue llevado por aquel auto al teatro; pero el ataúd era muy ancho y no cupo por la puerta.

domingo, 5 de octubre de 2008

anotación # 9

... y nadie nos escucha cuando nos vamos.
Arístides Vargas.




Irse o morir;

más simple

mor(i)rse.

sábado, 4 de octubre de 2008

Helado

Con la mano ahuecada, frente al heladero, repite el mismo gesto de todos los días. Siempre revisa el menudo que le sobra de su flaco empleo. Hoy tampoco le alcanza para un helado.
Triste, piensa que la esperenza se la inventó un pendejo. De su bolso saca un arma y ordena el de piña, su favorito.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

robo # 1


De hecho,
son los sentimientos
recipientes
que tomarán la forma
del vacío que los llene.



*
"los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que los llene".

Onetti

sábado, 6 de septiembre de 2008

tren

-El que lee mucho se mete en el cerebro del otro- me contó aquel señor con una sonrisa amplia y sin dientes. Por eso ya no leo. Siempre insisto en ir un poco más al sur.

sábado, 30 de agosto de 2008

miércoles, 13 de agosto de 2008

El desaparecido






Siempre la grabadora.

No le gustaban las máquinas. Mucho menos hablar con ellas. Nunca lo hizo, tampoco esta vez, para avisar que había regresado.

domingo, 27 de julio de 2008

El pirata

¿Y qué quieres ser cuando crezcas?

Pirata. -respondió el niño-

Creció. Hoy en día no es pirata. Trabaja en un banco. Hace unas semanas, luego de acabar su jornada laboral, fue interceptado por una señora jubilada y jorobada que le preguntó por el parche que lleva en el ojo izquierdo desde que era niño.

Señora, es muy fácil. Mis dos ojos funcionan.

¿Y, entonces?

Aunque me quite el parche, la mirada sigue siendo una.

martes, 1 de julio de 2008

abrigo

a fufú.


Cuando digo la palabra abrigo/
no quiero decir abrigo/
quiero decir tu mano/
que es pájaro/ y nido/
o ambas cosas a la vez/

cuando digo la palabra luz/
tampoco hablo de fuego/
ni llama/
ni árbol/

hablo de tu abrazo/
como abrigo/
como nido/
como pájaro que lejos del sol
tiembla a salvo/

miércoles, 18 de junio de 2008

anotación # 8

aquí no pasa nada, salvo el tiempo.
ángel gonzález

Ángel:
pasan continentes
por la nada/
calladitos fallecen
sin convocar
el tiempo/

miércoles, 4 de junio de 2008

Fedra

Lo conocí hace un tiempo. Su prima, que era bailarina de ballet, quedó sorda a raíz de una meningitis que le arrancó la música y los sonidos. Pensó que el resto sería silencio. Pero no.
Con su cuerpo bien pegadito, abraza el piano que su primo toca. El resto, fue baile.

miércoles, 21 de mayo de 2008

poema de miércoles

a Harry Cardosso

Usted se va
se va de su casa
y se aleja del café tempranero
de su perro

Se desprende de alguna esquina
del abrazo
Despide al mar con una mano
con la otra
con ambas a la vez
resiste
juega a extrañar el perfume
de alguna extraña
y lo hace

pero usted vuelve
usted siempre vuelve
a la esquina
a su casa
y se da cuenta que el retorno
es otra forma de exilio
entonces usted lo escucha
su perro llora.

viernes, 16 de mayo de 2008

la vida del sueño



a N.

Primero el sueño nace/ se despierta/ observa la hora/ se despereza/
estrira los brazos/ se levanta/ da un bostezo largo/ y se desueña.

viernes, 9 de mayo de 2008

AC


La revista vale la pena y un poco más.

mañana

-Mañana seré otra cosa- pensó el hombre, mientras se levantaba de su asiento en busca de una taza de chocolate caliente, para presenciar con mayor comodidad su concurrido funeral.

....

tendí
tendido
tendí-do-lorosamente
pedazos del sol
en otro sol.
Secos ya
los tomé en mis manos
como a una criatura insignificante
y salí a la calle
escondiendo en los bolsillos
los restos de sol.

viernes, 2 de mayo de 2008

Mudanzas

Me he mudado tantas veces
y aunque me jode confesarlo
no recuerdo el color de los pisos
la humedad en las paredes
ni el aullido flaco
de los perros del vecino.
Fallecen de a poco
los buzones de la infancia.
La memoria no es
ningún abrigo.

sábado, 19 de abril de 2008

sábado, 29 de marzo de 2008

...la esperanza

La esperanza
es entre otras cosas
un fueguito que duerme.

miércoles, 19 de marzo de 2008

..





I


Cuando aquel médico flacucho me dio la noticia me quise morir. Es lo único que recuerdo de ese momento. Es también lo que ahora quiero. Antes por lo menos tenía la posibilidad de escribir en papelitos, hasta en las paredes. Una vez le escribí a mi hija menor que la quería mucho y se puso contenta y por la noche me trajo un bizcocho de chocolate y todo. Mi propósito no era el bizcocho, pero yo también me puse contenta. Cuando quedé sorda, podía hablar, incluso ahora puedo. Es mejor que no lo haga, no poder escucharme me aterra. Tampoco hay nadie ahora que me escuche. No puedo tampoco escribir notitas. El lápiz se me cae. La primera vez que se me cayó lloré. Escribía sí, pero ya no puedo.

II

Ser una vieja es denigrante. Ni con la capacidad que se tiene de imaginar en la juventud, imaginé esto. Tengo que soportar que una enfermera me bañe y me toque partes que en algún tiempo fueron sensibles. Me tienen que hacer avioncitos para que coma. Se me ha olvidado el hambre.
Ayer mientras uno de los enfermeros me cargaba para ir al baño vi en sus ojos algo que me devolvió el aliento. Fue una mirada tierna, sus ojos brillaban. Me recordó un pedazo del pasado.
Yo que era muy coqueta, les decía a todos los chicos del barrio que los iba a recordar toda la vida. Los muy pobres se lo creían y al poco tiempo ya los olvidaba. Pero este enfermero, justo este, me devolvió un poco a los hombres que quise y que quizás todavía quiero, aunque sea en recuerdos demasiado remotos. Ese parece ser el único patrimonio que tiene una cuando es vieja; pedazos, mi memoria es un rompecabezas que ahora ya no puedo, ni quiero armar.
¿Porqué hablo tanto, digo hablo a esto de pensar, si nadie me escucha?
Es tarde. Es mejor que duerma. Me imagino que los grillos deben estar cantando. A esta hora cantaban cuando escuchaba.


III


Hoy se supone que venga Esther a visitarme. Imagino que le aborrezco en este estado. Vieja y sorda. Judith, en cambio, le hubiera alegrado verme. Apuesto que si aún viviera, me hubiera traído el bizcocho de chocolate que tanto me gustaba. En realidad el bizcocho no me gustaba tanto. Me gustaba, en cambio, compartir ese rato con Judith. Desde que murió no he vuelto a comer bizcocho de chocolate. Ya perdió todo su sentido, como tantas otras cosas.


IV


Mi capacidad de imaginar no está tan mala. Esther vino a verme solo porque la parí. Me preguntó en un papelito que cómo estaba. Le hice un gesto con la cabeza creo. Me trajo ropa nueva. Una bata floreada. De chica decía que nunca usaría una bata en mi vida y ahora hasta me brillaron los ojos con la batita. Las flores son muy coloridas. Me hacen falta colores. Este cuarto parece de la NASA. Todo blanco. ¿A quién le dan ganas de vivir así? Parece cosa de muertos. ¿Estaré muerta?


V


Cómo voy a estar muerta si me quiero morir. Se supone que los vivos sean los únicos capaces de querer algo ¿no?


VI


Ya no sé cuando es de día o de noche. La enfermera cerró las cortinas de la ventana. Ahora duermo a cualquier hora. Duermo cuando quiero. Las pastillitas para el sueño las cambian de color cada cierto tiempo. Yo las colecciono porque los colores me ponen contenta todavía. Me tomo una para decidir cuando quiero dormir. No las tomo mucho, porque me gusta ponerlas en mi mano y observarlas un rato largo. Todas juntas parecen una pequeña primavera.


VII


Ayer soñé. Soñé que estaba en un campo florido. Rodeada de flores de todo tipo y fui feliz. Hace años que no soñaba, pero la felicidad fue corta.. La enfermera me despertó, justo cuando me fijaba en un pájaro que construía su nido.


VIII


Hoy Esther no vino.


IX


No sé que hago viva. Hace días que no como. La enfermera no me convence con sus avioncitos. Tengo muchas pastillitas de colores. Llevo semanas coleccionándolas.


X


Cómo seré cuando muera. Me quiero morir sí. Tengo miedo. ¿Qué hay peor que esto?


XI


Miraré las pastillas en mi mano y pensaré en colores. Muchos colores, así olvidaré el resto. Estoy segura que voy a lagrimear, pero quién sabe. La enfermerita no me despertará. Espero.

viernes, 14 de marzo de 2008

informe sobre el tiempo

La lluvia trae polvo del pasado/
un perro ladra a lo lejos/
la nostalgia abre sus bracitos/
se acurruca en mi taza de café/

El cielo en su llanto irremediable
se hace gris/
con él también la ciudad/

Los pájaros gris/
la piel/
la memoria gris/

La lluvia trae charcos/
sangre de otro tiempo/
con ella un niño juega/
chapotea/
ríe/
ahora abre la palma su mano/
Nace una ciudad/

miércoles, 27 de febrero de 2008

en la plaza


En la plaza una paloma extraña al viejo que la soñaba
.

lunes, 25 de febrero de 2008

..

Muero.

Los árboles

ya no mueren

de pie.

viernes, 22 de febrero de 2008

Abuela

Abuela no conoció más geografía que las manchitas de sus manos. No salió de su país. Tampoco de su ciudad. Abuela lloró de emoción por un par de cebollas que recibió en un cumpleaños. Rabiaba por todo. Era seria la mayor parte del tiempo. Montevideo le pareció siempre lindo en primavera. Abuela nunca entendió a los gatos. Le daba miedo el mar. Tenía la sonrisa grande. Abuela hacía la mejor milanesa del barrio. A Abuela le extraviaron los papeles de su jubilación. Soñaba con su jubilación. Abuela quería dedicarle tiempo a sus plantas cuando la jubilaran.
No pedía más.

lunes, 18 de febrero de 2008

Hilda

Hilda era hermosa. En la escuela todos andaban detrás de ella. A mi nunca me hizo caso. Era una muchacha normal, salvo por su terrible pavor a las arrugas. Su abuela materna había vivido hasta los ciento dos años, y eso a Hilda la asustaba. No quería envejecer, quería permanecer así. Para no sucumbir ante el tiempo, optó por no mover ningún músculo facial, ante ninguna situación. Decisión rara pensé. En diez años no esbozó ni un guiño, nada. Ni un gesto leve.

En efecto, permaneció como era en la escuela, igual de hermosa.

El día del accidente, lamentable accidente, solo un niño la vió. Hilda le sonrió imperceptiblemente.

Sólo eso pude ver contó.

viernes, 8 de febrero de 2008

Cumpleaños

-Siempre fue difícil regalarle. Se acerca el cumpleaños y no se me ocurre nada. Más, ahora. Se han abierto huecos, profundas distancias entre ambos. Desde que mamá murió...
Sé muy bien que al viejo nunca le han gustado las celebraciones, y menos las dictadas exclusivamente por el calendario. Tampoco es bueno para los festejos alborotosos. Lo sé, pero igual tengo que obsequiarle algo. Me siento en la obligación, es como una forma de decirle que todavía estoy, que sigo ahí.
¡Carajo!qué le regalo. Nunca creí que fuera tan malo para estas cosas.Y con todo el trabajo de la oficina no puedo, digamos, pasarme el día entero pensando en un simple obsequio. Maldigo el día en que decidí trabajar en esta oficina. Jamás me creí capaz de calentar una silla durante tanto tiempo. Pero si no, ¿quién va a mantener a Sofía, a los niños? Quisiera largarme a la mierda. Dejarlo todo. ¡Bahhhhh! a quién engaño, soy un cobarde. Además, no puedo dejar sola a Sofía, a los ninos, al viejo. Sobre todo al viejo.-

Se levantó como de costumbre, a eso de las seis y cuarto. Tomó el café con parsimonia. 17 de octubre. Era viernes feriado. Se despidió de Sofia, los niños dormían. Abrió el paraguas, acomodó el periódico debajo de su brazo izquierdo y salió a la calle. Caminó durante horas con la mente en blanco, ocupada de a ratos en el regalo y en no pisar, por supuesto, ningun charco en la vereda. Se detuvo más tarde en un puesto de flores. No encontró mejor regalo. Desde que mamá murió...
Una gorda con dos trenzas escogió las mejores y le empaquetó un ramito de diversos colores. Pagó por las flores. Observó la cara interna de su muñeca. Nueve y media. Estoy a tiempo dijo en su mente.
Cruzó la calle y se detuvo de frente a la entrada. Las puertas estaban de par en par. En ese momento entraban un feretro, Javier se hizo a un lado e inclinó lentamente la cabeza en señal de respeto.
Conocía perfectamente el camino para encontrar al viejo. Desde que mamá murió...
Divisó a lo lejos la pequeña figura de su viejo. Sintió lástima. Siguió caminando hasta que lo encontró en el piso, durmiendo como un feto en la yerba embarrada. La barba blanca con tonos amarillentos, la ropa estropeada, todo un desastre. Enmudeció un sollozo mínimo. Ella tendría hoy sesenta y siete. Desenvolvió el regalo y depositó las flores en las manos de su viejo. El viejo dormía.

lunes, 4 de febrero de 2008

um pessoa.

En este país hay que imaginarse las estaciones del año. Depende dónde se viva, claro, los cambios climáticos son escasos. A no ser que se viva en un artificio con aire acondicionado, o rodeado de plantas plásticas, florecidas para siempre. Es raro, y sin embargo extraño los cambios de estaciones que no son posibles en mi país.




Quando vier a Primavera,
Se eu já estiver morto,
As flores florirão da mesma maneira
E as árvores não serão menos verdes que na Primavera passada.
A realidade não precisa de mim.

Sinto uma alegria enorme
Ao pensar que a minha morte não tem importância nenhuma

Se soubesse que amanhã morria
E a Primavera era depois de amanhã,
Morreria contente, porque ela era depois de amanhã.



Fragmento de: "Quando vier a primavera" Fernando Pessoa(Alberto Caeiro)

martes, 29 de enero de 2008

almuerzo

Hoy almorzaba donde siempre. El menú variado dificulta la elección de la comida. A mi lado una muchacha flaca, me da un empujoncito, sin querer, para mirar por la vitrina la comida humeante. Con una mueca dice: Ay fo!, no. No me gusta nada.Luego de mi almuerzo tomo un café y hojeo el perdiódico sin pagarlo. Leo lo siguiente.
Se me cerró el estómago y sentí vergüenza de verme ahi, tranquilito, tomando café.




http://www.elnuevodia.com/XStatic/endi/template/content.aspx?se=nota&id=354335

BARCO

martes, 22 de enero de 2008

imaginaba







Imaginaba que viajaba en tren por la ciudad/
que la ciudad viajaba en tren/
imaginaba que era tren por la ciudad/
que era ciudad viajando en tren/
imaginaba/

martes, 15 de enero de 2008

...el futuro


Las cosas que no serás
es decir;
todo lo que nunca eres.

miércoles, 9 de enero de 2008

recuento a medias

a Yayi en memoria.


Dejaste el tacto
la distancia leve
un par de sombras
el abrazo como
un grillo
triste y verde
que ya no canta.

sábado, 5 de enero de 2008

No hay que repetirlo

No hay que repetirlo
sinceramente creo
nada se repite
.
Lo digo por decirlo.
Es necesario
que inventemos lenguajes
más allá del lenguaje
.
Bajo un arbolito imaginario
regalarnos mutuamente el tiempo
para que así sin proponerlo
no seamos
otro signo más
del tiempo
.

jueves, 3 de enero de 2008

breve instrucción para escribir



Parece simple. Elija uno o más, de los símbolos que se muestran a continuación.


a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.

Júntelos como estime conveniente. Escriba, escriba y hable de una estrella y un pajarito. Haga que vuele la estrella y brille el pajarito. Parece simple.