sábado, 6 de septiembre de 2008

tren

-El que lee mucho se mete en el cerebro del otro- me contó aquel señor con una sonrisa amplia y sin dientes. Por eso ya no leo. Siempre insisto en ir un poco más al sur.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre hay que ir al sur de todo. Precioso e inesperado final.