domingo, 26 de agosto de 2007

26.08.07





La muerte es la antesala de la ausencia. Ayer miré el calendario. Era veinticinco de agosto. Sé que no es nada del otro mundo, pero me acordé que en un par de semanas el viejo Benedetti cumple un año más de vida. Son ochenta y siete. Me pregunto como será el mundo y las cosas cuando ya no esté. Cómo quedarán los caminos que el viejo frecuenta, el jardín botánico, las paredes, la izquierda, el roble. Ni la muerte permanece dijo alguna vez un poeta. Lo que me preocupa, lo que es para mí, realmente alarmante, es que la ausencia permanece más allá de toda muerte.



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