sábado, 15 de septiembre de 2007

Aquella lluvia





Mi viejo era gerente de un cine en San Juan. Ese día, me cuenta, arreglaba unas cintas nuevas que le habían llegado. Le tocaba hora de almuerzo. Afuera llovía tupido y gris, no tuvo más remedio que esperar a que escampara. Aquel día el cine estaba vacío; solo él, algunos empleados y una radio. Encendió la radio, sintonizó las noticias. Era septiembre del año setenta y tres. En la radio, me dice, “anunciaban el golpe de estado que tanto temíamos escuchar”. Sus ojos pequeñitos brillaron gris y no pudo contarme más.


3 comentarios:

Karlo Ibarra dijo...

este cuento es lo suficientemente poderoso, nos e como un blog lo aguanta

Nocturna dijo...

Es muy difícil decir MUCHO con pocas palabras...
Excelente trabajo.

Santey Herco dijo...

En la acera del frente una señora extendia la mano, agachada, mirando charcos y huesos. Nadie paso cerca de ella, algunos brincaban por entre llantas y humo, otros se cubrian las narices, y una niña de vestido azul, traia ramitos de flores amarillas, lego sin más una a la señora. La señora le tomo y empezo a comerla.