Se reunían unos pocos y entre pocos leían sus últimas aglomeraciones de palabras. Después de unas copitas las palabras iban formando mundos pequeñitos, maravillosos y esto era suficiente.
Tiempo después, en la prensa anunciaban una de sus lecturas. Las expectativas no les cabían en los cuerpos. A algunos se les enloquecían como siempre, las glándulas sudoríparas. El lugar se llenó de pronto de una multitudinaria masa. Pero a medida que las horas avanzaban, las expectativas se fueron desarmando, se iban achicando cada vez más hasta que el cuerpo, al final, pudo más que las expectativas.
2 comentarios:
Aunque la muerte renuncio hace tiempo, tal parece, que la imitacion es lo de hoy.
AEU???
ja ja ja... que sucio eres, eso es tiraera a ti mismo...
Publicar un comentario