Con la mano ahuecada, frente al heladero, repite el mismo gesto de todos los días. Siempre revisa el menudo que le sobra de su flaco empleo. Hoy tampoco le alcanza para un helado.
Triste, piensa que la esperenza se la inventó un pendejo. De su bolso saca un arma y ordena el de piña, su favorito.
3 comentarios:
prefiero el de parcha,
nice one bitch, very nice...
piña ¿para la niña?
Me embarco para decirte que te enlacé.
este me gusta mucho
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